Siniestro

Siniestro

Hoy os advierto de mi enfermedad. No puedo indicaros que la controlo, sino que por el contrario, ella es la que me domina; es mejor huir de mí. Os entiendo, muchas veces he contemplado este rostro y he tenido la sensación de tranquilidad por unos instantes, pero no se dejen engañar así como yo no lo hago. Después, cuando vuelvo a ver mi rostro con detenimiento, la calma se va y me entran las ganas de cortarlo con mis propias uñas. Esas son las señas de repulsión que habitan en este ser. Por eso os digo: ¡huyan!, todavía estáis a tiempo de no ser destrozados por mi gran sonrisa camaleónica.