De la decepción como fuente de salvación


El camino al vacío está dictado por la decepción, solo a través de ella obtenemos la visión de lo real y desprendernos del desear. Decepcionar es enseñar y ser enseñado, es triturar y volver, es hablar el pequeño lenguaje de la falacia. Sin embargo, es solo un paso, no el final y recordar eso nos salva de la desesperación y el harano.