Venta

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Yo no entiendo a esos que dicen que no se venden y que prefieren ser otra cosa que ingenieros o abogados y no lo han vivido. No sé si se imaginan que esos trabajos no causan felicidad y que una oficina o un despacho se vuelve una cárcel del alma; pero no se dan cuenta que todos somos prostitutas en cualquier cosa: desde hacer oficio para que mamá nos deje salir, hasta trabajar de corrector de estilo para recibir dinero. Cómo si las cárceles fueran espacios y no momentos...