Super

Super

Mamá me decía que alguien había muerto y que por eso le debía la vida. Yo no entendía por qué le debía algo, pero supuse que era un superhéroe, que libró la batalla contra todos. Después me quedaba viendo las tiendas cerradas y me aburríiiiiiiiiiiaaaaaaaaaa en la casa en esos días. Asistía a una reunión donde hablaban del pecado y no entendía por qué yo tenía pecado si no yo era malo. Veinticinco años después no entiendo porqué tengo pecado si no he matado a nadie (les juro que me he aguantado hasta donde mi paciencia da) pero ellos siguen jurando que todos somos impíos... De pronto tengan razón, a veces sueño con ovejas moradas que se reúnen en una taberna, ellas tienen ojos rojos y apuestan a dejar sus pertenencias y escoger un numero al azar... siempre falta una y llega una nueva.