De las amistades buenas para nada


Uno se decepciona de todo. De amigos, de compañeros de universidad, de amores viejos y nuevos, de personas que llegan. Y no se trata de no esperar nada de nadie pues la esperanza está marcada en uno a pesar de no quererlo; tampoco se trata de dar lo mínimo porque no hay que ser mediocre sino aceptar las cosas positivas y dejar las negativas. Pero cuando la decepción llega a su punto cumbre, el hastío viene y la soledad se vuelve una pequeña muralla que ayuda a seguir sin pegarse el tiro. 

Por eso propongo una formula que me ha servido para sobrevivir a las amistades:

Conservar los amigos que son fieles y acercarse a las personas ya sea para encontrar nuevas amistades que ofrezcan movimiento, o, encontrar ejemplos de lo que no se debe/quiere ser.

El acto de apreciar a todos es necesario, pues el cosmos ha entregado la capacidad de reír en la desgracia y soñar en la penumbra. Vas solo, pero es grato se acompañado en algunos trayectos de la vida.

En cuanto a parejas... eso da toda una retalida para ocupar todo un panel en la biblioteca de babel.