Mandragora (I)

Mandrágora

La magia negra se encuentra en una mujer serena. Cuando veas a una así, con mirada oscura, triste y hasta pensativa, huye. Las mujeres con esa clase de magia se vuelven silenciosas y van dejando a los hombres vestidos en el altar; escupen tus intestinos, volviéndonos el ego pequeño y la polla más tiesa de lo normal. Visten de negro con blanco, tacones, faldas cortas y ojos perdidos/lunáticos. Segregan feromonas y se ven inocentes si las enmarcas en este mundo callejero.
No te confíes. Una de ellas me agarró con sus bellas piernas depiladas y ahora no puedo soltarme de su recuerdo. Me ha hecho dar mi palabra a pesar de haberme dejado plantado varias veces, varias noches de luna llena. Son malignas, son apoteosicas, son pequeñas diosas en su panteón pagano, mientras rindes la debida adoración a sus serpentinas lenguas. Aléjate, huye... en dos días vendrá a buscarme y yo caeré de nuevo en sus fauces. No hay salvación.