Raiz
Siempre tiendes a volver a tus raíces hasta que te das cuenta que creciste con miedo al mundo. Allí es cuando aprendes que no es necesario volver, que papá no tenía razón cuando te decía que el mundo es cruel; es solo un reflejo de nosotros mismos. Tengo una amiga que no golpea nunca a su hijo y me alegro por ella y por que su semilla está creciendo de otra manera. Tengo un amigo que prefiere tocar en la calle a no seguir siendo músico. Tengo una vocecita adentro que me alienta a levantarme a las dos de la mañana a leer un rato mientras el mundo sigue destruyéndose. Papá ya no me mira, sigo quemando mis raíces.