Tengo una pésima memoria, llena de muchos desiertos y mantras a mi ego. Sé que he golpeado y dicho palabras que han que han quemado a muchos, y a los otros, que bien han confiado en mí, les he dado la espalda de manera ruin. No tengo casi recuerdos duraderos, y lo peor, es que voy volviendo a las mismas partes cada ciclo, no reinventandome, sino reconociéndome. Si digo que no hay nada más rencoroso que un pez, es porque oigo mi instinto, más mi boca siempre termina siendo tan mordaz y estúpida, que canta con sinceridad lo que no debería, y halaga con alegría, cada vicio que se tiene. Y lo único que queda, son personas que prefieren ver mis escritos más no mi humanidad. Pero como tengo tan mala memoria, al rato me vuelvo a olvidar de todo esto.