VIII
En este mundo, conténtate con tener pocos amigos. No
intentes hacer duradera la simpatía que puedas
experimentar por alguien. Antes de estrechar la mano de un
hombre, pregúntate si algún día no te golpeará.
XVII
Nada me interesa ya. ¡Levántate para escanciarme vino!
Esta noche tus labios son la más bella rosa del universo…
¡Vino! ¡Que sea rojo como tus mejillas, y que mis
remordimientos sean tan ligeros como tus rizos!
XXIII
¿Por qué te aflige, Khayyam, haber cometido tantas
faltas? Tu tristeza es inútil. Después de la muerte sólo hay
la Nada o la Misericordia.
XLIV
Bebe vino, porque dormirás largo tiempo bajo tierra, sin
amigo y sin mujer. Te confío un secreto: los tulipanes
marchitos no vuelven a florecer.
LXIV
Oigo decir que los amantes del vino se condenarán. No
hay verdades, pero sí mentiras evidentes. Si los amantes del
vino y del amor van al Infierno, el Paraíso debe de estar
vacío.
LXXXVIII
En el torbellino de la vida sólo son felices los hombres
que se creen sabios y los que no intentan instruirse. Yo me
he asomado a todos los secretos del universo y he vuelto a
mi soledad envidiando a los ciegos con quienes me cruzaba.
CIII
Escucha este gran secreto. Cuando la primera aurora
iluminó al mundo, Adán era ya solamente una criatura de
dolor que llamaba a la noche, que llamaba a la Muerte.
CXIII
Ábrete, hermano mío, a todos los perfumes, a todos los
colores, a todas las músicas. Acaricia a todas las mujeres.
Piensa una vez más que la vida es breve y que pronto
volverás a la tierra, seas el agua de Zemzen o de Selsebil.
CXXVII
Hombre, puesto que este mundo es un espejismo, ¿por
qué te desesperas, por qué piensas sin cesar en tu miserable
condición? Abandona tu alma a la fantasía de las horas. Tu
destino está escrito. No hay raspadura que pueda
modificarlo.
CXLIV
No es posible incendiar el mar ni convencer al hombre
de que la felicidad es peligrosa. No obstante, sabe que el
menor golpe es fatal para el jarro lleno y deja intacto el que
está vacío.
CLX
¿Eres desdichado? No pienses en tu dolor y no sufrirás.
Si tu pesar es demasiado violento, piensa en todos los
hombres que han sufrido inútilmente desde la creación del
mundo. Elige una mujer de senos de nieve y guárdate de
amarla. Y que también ella sea incapaz de amarte a ti.