I
Los poetas sueñan con ovejas que sueñan poesía. La poesía nos sueña como soles. Los soles cantan poetas.
II
Aprendí a contar riachuelos dentro de mi mente para poder dormir porque las ovejas moradas se me escondían. Aprendí a huirle a todo para que la tristeza no me alcanzara nunca, pero el desapego engendra arañas muertas, y las ovejas no comen con tanto muerto encima.
III
Dormir es para los héroes que tienen que dejar sus capas en las noches, y que se limpian las botas en la entrada, porque a mamá no le gusta el suelo sucio.
Dormir es la rueda arriba de la cabeza de Tántalo, el ave que arranca las entrañas de Prometeo, la Itaca perdida de Odiseo.
Dormir es el laberinto del minutauro, y no tenemos hilo, solo saliva.
IV
Un extraño es un nuevo recipiente para ser roto.
Todos somos extraños ante nosotros mismos.
V
Hablas como si supieras que todas las aves están muertas, pero no te has dado cuenta de los ornitorrincos. Tan bellos esos animales que si tuvieran plumas, serían las nuevas quimeras y podrías cazarlas hasta que tuvieras todos sus dientes dentro de formol.
VI
Los ladrones del sueño vienen y traen promesas como ganzúas.
Tus promesas son como tus sombreros.
Tus ganzúas son carnívoras y desgarran con fervor toda inocencia.