Esta mañana no me despertaron las campanadas que suenan a las siete. Subiendo a trabajar vi la iglesia cerrada y me imaginé una caravana de viejitos, organizada para ir a ver al papa, llevando el kit que venden en Éxito, comprando el agua con la imagen de Francisco, estirando las manos mientras llueve, tiritando del frío que hará por la lluvia, haciendo la cola en urgencias sin ser atendidos, muriendo y siendo enterrados en la capilla de la fe, no cobrando la pensión ni sentados en un andén pidiendo dinero... y quise por algún motivo extraño que el evento sí se hiciera y que todos seamos muy felices.