Antipoetas (II)
Los antipoetas han mutado y se han vuelto zombies. Siguen irradiando chocolástima, hablan de máscaras y se cortan con cuchillos de menta. Desarrollaron un ritual dentro de sus cavernas facebookrianas, ahora se clavan estalactitas de miseria entre sus cuerpos virtuales. Por la mañana, los zombies antipoetas se visten de traje derroido botacampana y salen a pregonar su credo: "No me defino, no me defino." Por la tarde, se van hasta el campanario/universidad con sus gafas incoloras y gritan en vos alta: "No soy hijo de Dios, no creo en politica ni en categorías". Por la noche, antes de acostarse y después de plasmar su miserable vida en redes sociales, piensan con sarcástica desesperación: "no soy humano, no soy humano". Se encierran en sus laberintos de caricaturas, olvidando las calles azules, recordando sin descanso que nacimos para morirnos.
¡¡¡Dios, concédeme uno para Navidad!!!