Sabiduría
Ojala el dragón me devorara, me encerrara en sus fauces y no me dejara salir hasta que su sabiduría se me impregnara. Ojala el dragón existiera dentro de mi cabeza, pero ahora, allí fuera, solo se mueve entre mi entrepierna, camuflando sus ideas para escupirlas solo cuando estoy dentro de una mujer. Ojala el dragón fuera de madera flexible, pero lastimosamente, como mi corazón, es de piedra.