Los mártires se venden en cada estado. Se promulga la idea de poner citas literarias con tal de parecer cultos, o de argumentar ataques a la libertad de expresión cuando alguien comenta contrario a lo expuesto inicialmente. Los mártires se salieron de los libros de historia y se han vuelto juguetes de redes sociales, chocando contra juicios de historietas y argumentos quijotescos.
Los mártires antiguos se llevaron tristezas de pueblos enteros al luchar por causas igualitarias entre rejas. Los nuevos mártires se mueven como galgos en medio de insultos creados por ellos mismos, resumiendo la palabra, promulgándose como víctimas de este mundo cruel de papel etéreo, sintiéndose cercenados por la "critica".
Los mártires actuales, de aquellos que solo podemos aprender a no quejarnos como ellos... dan asco.