Mamá me inculcó a no ponerle cuidado a hijos de puta que no les importas un culo, a reírte de la mierda que te tiras los demás y a ponerle atención a tus pasos para no caer en el precipicio antes de tiempo. Mamá me dijo que no me apartara tanto del camino a menos que valiera la pena el paisaje, y he aprendido, poco a poco, lagrima a lágrima y sonrisa a sonrisa a ponerle cuidado a la pantalla del computador y a dejar que su luz me arrulle cada cierto tiempo.