Burbujitas
Vea, gente que se cree genio hay mucha... de eso está plagado este siglo de mediocridad. Hacer, es sentarse y dedicarse con toda la frustración y fuerza del mundo, es saber que ya se tiene perdida la batalla y el objetivo no es ganar sino salvar la dignidad. Hacer es levantarse a las cuatro y trabajar hasta las dos, es moverse con el ánimo de un huracán. Así se construye el inicio, la poética, el estilo, porque la desesperación es madre de la genialidad. Después viene mirar al horizonte, entender que el tiempo no ha sido perdido pero que es hora de cerrar ciclos, arrancarse lo construido y pulir, pulir, pulir... editar con el ánimo que tiene un cienpies cruzando la calle, con el cuidado del lobo hambriento; aprender a dejarse moldear por la vida pero no perder el horizonte. Genios hay muchos que se leen el prologo de un libro y salen a decir que ellos son de una corriente literaria, como dice un cuentero, "parecen burbujitas que se estallan con cualquier alfiler de la vida", y se creen los indicados para corregir la vida de los demás y señalar que alguien no escribió con una tilde, pero no son capaces de ponerse esa tilde en su vida. Por eso es que lo único que queda es hacer de una manera absurda, y ponerle cuidado a quienes hacen, aprender a agachar la cabeza cuando es necesario y entregarse a la vida en vez de controlarla.