Sueño
Cada vez que sueño me traslado a mundos diferentes. En una ocasión fui un gran mono que saltaba el océano para socorrer a un amigo. En otro sueño, la ciencia biogenética me permitía ver el arte a través de las nuevas especies creadas por mi pensamiento. En todas estas situaciones mi forma de pensar se regocijaba por aprender más. Irónicamente, también he tenido sueños de profecías, lazos de vida que se desprenden en el instante onírico. Últimamente el sueño se traslada a mi mente sin yo quererlo y el entorno me empieza a desesperar, las sombras me inquietan, los susurros se acrecientan, los destellos son frecuentes y letras circulan en mi cabeza sin dar tregua. En esos momentos generalmente me pregunto si se cumplirá lo que anteriormente he soñado y siento ganas de desgarrar mi cuerpo ya condenado; me pregunto si mi mente se terminara destrozando por no saber distinguir la realidad de la fantasía, así todo provenga de un mito y todo regrese al mismo punto al finalizar la entropía. A veces me gustaría que Dios se despierte como propone Unamuno, otras veces ruego que el que me está soñando me dé alas y unas veces, pocas pero atroces, desearía morir en el sueño.