No puedo decir cómo mantener un amor, pero tengo la fórmula perfecta para perderlo.
Me desnude en aquella tarde, confiscando mis miedos y mirándola entre risas nerviosas. Me deshice de las pieles marchitas, le tomé entre mis brazos con la fuerza de amante alcohólico de ella. La embestí con caricias de primavera y la posé sobre mí con delicada firmeza. Después de eso, ella se fue alegando que fui un amante insípido y mediocre por haber sido tan tierno.
Como dije al principio, no puedo decir cómo mantener un amor, pero tengo la fórmula perfecta para perderlo.