Las notas me suben y me bajan, se esconden en el silencio y estallan de forma armoniosa una y otra vez. No se quedan quietas, van una tras de la otra en secuencia, hay pequeños intervalos en donde me alcanzo a preguntar ¿Donde está representado el gran silencio, el de la muerte? Y las notas se siguen agolpando en el pentagrama de forma ordenada, con justas e injustas, bailando a medida del compás impuesto por el creador. Tengo el espíritu hambriento de sonidos, las reclamo dentro de mi mundo esquizofrenico, las notas se agolpan en mi cerebro, calmándolo. Aparece el demonio y su tritono, me sonríe a carcajadas antes de tomar mi cuerpo como instrumento del gran silencio.