Bitácora del movimiento
Mi problema siempre es pedir más... pedir que se mueva la emoción, que se trasboque todo, que haya caos por doquier. Mi problema es romper (no sabes cómo rompo todo con mi varita mágica), que se muestre realmente lo que hay atrás de la piel y que nada quede grande. Hay una tierra desolada en mi pecho, un huracán que no tiene base, que solo tiene su ojo y allí estoy yo, contemplando como vuela todo y no entiendo que navegues sin intensión, que sigas pretendiendo cambiar al mundo sin moverte, que me digas que nunca he fallado. Mi problema real es que pido demás, lo que yo no doy, lo que nunca voy a dar, lo que sé que está perdido y podrido, lo que yace muerto en el huracán y estoy viendo que se mueve sin vida en el viento que me acompaña. Si hay algo eterno, sé que no lo quiero.