El próximo milenio está aquí, a la vuelta. Eddie Barzon, fíjate bien en él porque es el chico modelo para el próximo milenio. Esta gente, sus orígenes no son ningún misterio. Agudizas el apetito humano hasta el punto en que puede dividir átomos con su deseo. Construyes "egos" del tamaño de catedrales. Conectas el mundo con fibra óptica a todos los impulsos del ego. Lubricas hasta los sueños más estúpidos con fantasías enchapadas de oro hasta que cada uno aspira a ser emperador, o a ser su propio dios. ¿Y luego, qué? Mientras corremos de un asunto al siguiente ¿Quién cuida al planeta? El aire se espesa, el agua se agria. La miel adquiere el sabor metálico de la radioactividad y el proceso sigue adelante, cada vez más rápido. No podemos pensar, prepararnos. Comprar futuros, vender futuros cuando no hay futuro. Tenemos un tren desbocado. Tenemos mil millones de Eddie Barzoon corriendo al futuro, listos para meter el puño en la vagina del ex planeta de Dios y lamerse los dedos antes de tocar sus primitivos teclados cibernéticos para sumar sus jodidas horas cobrables. Y de repente se dan cuenta: tienes que pagar tu propio pasaje, Eddie; es un poco tarde para zafarte. Tienes la panza muy llena, el pito adolorido, los ojos inyectados y pides ayuda a gritos. Pero ¿sabes qué? ¡no hay quién te oiga! estás completamente solo Eddie. Eres la criatura especial de Dios. Quizás sea cierto, quizás Dios tiró los dados demasiadas veces... quizás nos decepcionó a todos.
—No te me pongas muy arrogante. Por muy bueno que seas. Nunca dejes que te vean venir. Ese es el error. Tienes que mantenerte pequeño. Inocuo. Ser el niño chiquito. Ya sabes, el torpe, el leproso, el pelele de la provincia. Mírame: subestimado desde el primer día. Nunca pensarías que soy el amo del universo, ¿verdad? Esa es tu única debilidad, hasta donde puedo ver.
—¿Cuál?
—Tu apariencia. El galán de Florida. ¿Qué es eso? "Disculpe señor, ¿dejé mis botas debajo de tu cama?"
—Los jurados tienen mujeres
—¿Sabes qué te falta?
—Te falta lo que yo tengo. Hay una chica hermosa, acaba de joder conmigo de todas las maneras posibles. Acabamos, va caminando al baño, tratando de caminar, se voltea, me mira, soy yo. No se la tiró el ejército troyano, solo yo, el chiquito. Pone una expresión de "¿cómo diablos pasó eso?". Yo soy la mano bajo la falda de la Mona Lisa. Soy una sorpresa Kevin. No me ven venir. Eso es lo que te falta.
Libre albedrío, es como las alas de las mariposas: si las tocas, no pueden despegar. Yo solo preparo el escenario, cada uno tira sus propias cuerdas...
—Tengo muchos nombres,
—Satanás
—Tú llámame papá
—¿Dios? ese el problema ¿Dios? Mira, te voy a dar un poco de información de primera mano sobre Dios. A Dios le gusta mirar, es un travieso. Reflexiona. Le da al hombre instintos, te da un don extraordinario y luego, ¿qué hace? te juro, por diversión propia, para su propio rollo cósmico privado de chistes, pone las reglas en oposición. Es la gran broma. "Mira, pero no toques." "Toca pero no pruebes". "Prueba, pero no tragues". Y mientras estamos saltando de un pie al otro ¿Qué hace Él? ¡Está riéndose a carcajadas, el muy enfermo! ¡Es un mojigato! ¡Es un sádico! ¿Venerar eso? ¡Nunca!
—¿Mejor reinar en el infierno que servir en el cielo?
—¿Por qué no? He estado aquí, abajo, con la nariz en el suelo desde el principio. He proporcionado todas las sensaciones que el hombre ha buscado. Le he suministrador lo que ha querido y nunca lo he juzgado. ¿Por qué? Porque yo nunca lo rechacé, a pesar de sus imperfecciones. ¡Soy un admirador del hombre! Soy un humanista. Quizás el último humanista. ¿Quién, estando en sus cabales, Kevin, podría posiblemente negar que el siglo XX ha sido completamente mío?
La virtud del diablo está en su pubis.