Tratado del Ego Inconsciente (Parte I)


¿Que soy?

Una suma de perfecciones, imperfecciones y cualidades. Perfecciones en el cuerpo pues mis células todavía se reproducen en mi ser, mis huesos siguen teniendo calcio y mis nervios se mueven en el orden correcto según ordena mi cerebro. Imperfecto por mis emociones alteradas con el susurro de su nombre en mi cabeza, pensamientos idealistas que alteran la realidad, sinsentidos caóticos en mis soliloquios nocturnos.

¿Que necesito?

Necesito creer, soñar, idealizar, vislumbrar, poseer, callar, amar, sentir, vivir, dañar, volar, sentir, reír, argumentar, corroer, curar, consentir, ser, y finalmente ir más allá día a día y noche a noche.
Cernir una sobredosis de inconsciencia en mi cabeza, creando la magia necesaria para ir más allá del orgasmo voluntario y salvaguardar la poca demencia que se realza en mi caparazón de calabaza.

¿Qué me falta?

Mi cámara fotográfica, jeans nuevos, artilugios sociales para poder decir más de lo que no puedo con mi voz ni con mis acciones. Momentos de sensaciones con la amada y paciencia en mis poros para que mis metas se hagan realidad.

¿Qué me sobra?
Ganas de... es momento de hacer que el mundo se rompa. Libido a diestra y siniestra. Alma y energía. Es momento de recorrer y ser recorrido. Dejar de sentir la garganta seca y reír mientras elimino tiempos muertos en mi vida.

Nadie Afuera (Efraim Medina)

NADIE AFUERA

No sé que hacen los otros un domingo; tendido en el sofá observo el techo y busco una razón para no pegarme un tiro. El domingo es una dura experiencia, una prueba de fuego a la imaginación. Antes me deprimía y ya era algo, ahora sólo me quedo inmóvil soportando mi humanidad. ¿Qué es todo esto? No hay nadie afuera, soy la última sombra en un mundo de sombras. Como no tengo una pistola optó por masturbarme y mientras lo hago elimino recuerdos e imágenes. El ligero placer anula los detalles, se trata de quemar el mayor tiempo posible. Y me demoro allí, aferrado a esa última opción. Si pienso en qué cosa soy y que haré las justificaciones sobran, pero no intento justificarme. Suspendido en esa delgada línea entre el placer y el asco me pregunto dónde dejé a Efraim Medina sin esperar respuesta. Me levantó del sofá y voy a la ducha, el agua caliente arrastra mis detritus por el desagüe. ¿Qué es todo esto? Afuera el silencio camina en sus zapatos tenis y millones de personas no se conocerán jamás. A través de la ventana veo la luz del atardecer. Bajó, enciendo la tele y viajo por los canales. Me detengo en el 414 para ver un guepardo persiguiendo un antílope. El domingo persiste y mi interruptor de placer sigue en off. Observo la fotografía de una chica desnuda que sostiene un enorme diamante, en vez de una sensación erótica me hace sentir triste. ¿Cómo se llamará esa chica? No hay nadie afuera, también yo soy una foto borrosa en el álbum de recuerdos de Dios.

Texto: Efraim Medina

00 - El Loco

00 - El loco

Se ríe, sonríe, se envuelve en su melodiosa sinfonía salida de su propia cabeza.
Se ríe, se alegra, camina con su perro en el borde del precipicio con la intensión de vislumbrar más allá de todo. La inocencia a flor de piel, sabiendo que no va a amanecer de motel en motel. Se ríe una vez más, sonríe con sus blancos dientes mortíferos llenos de bondad. ¿Quién eres tú, más que el querido principio que he buscado por siglos?, ¿quién eres maldito enfermo y demente para poder ver el principio del cambio como algo benigno?
Se ríe, sonríe, sigue siendo en el amanecer, mientras yo sigo aprendiendo de él.